jueves, 7 de junio de 2012

El Encanto del Valle


Por Pedro Taveras (pjtaveras@hotmail.com)

Desde hace años he escuchado la leyenda de Valle Encantado, ubicado en la Parque Nacional Valle Nuevo.
Los Saltamontes,  un grupo de personas que nos dedicamos a caminar decentemente por los montes de este país, habíamos intentado llegar varias veces a Valle Encantado.

En 1998, trabajando para el Plan Nacional Quisqueya Verde en la Loma de Blanco, en la provincia Monseñor Nouel, nos encontramos con campesinos que nos hablaron  del Valle; recuerdo que Ramón Rosado, un habitante de la zona que dirigía a una asociación de campesinos para esa época, conocedor de la zona, nos informó  que se encontraba  como a unos doce o quince kilómetros, pero que el problema no era la distancia para  llegar hasta él, sino lo difícil del trayecto, pues hay que abrirse paso por el monte, mientras nos hablaba observábamos las torres de las repetidoras de comunicación en Alto Bandera, Constanza.

Para Ramón, el  problema tampoco era llegar con nosotros a Valle Encantado, porque junto a él caminábamos toda esa montaña dando seguimiento a los trabajos de reforestación de Quisqueya Verde, “lo peor es salir” –decía- “ahí hay una palma de oro que el que la ve no puede salir, porque  queda medio loco y se pierde”. También aseguraba que en ese lugar se podían encontrar los huesos de la gente que se había quedado allí.  “Ahí no voy yo", insistía cada vez que le requeríamos que nos llevara. 

Me quedé observando la expresión de temor de esa figura delgada, un cuerpo seco por el ir y venir en esas montañas. Ramón creía ciegamente en esas leyendas, como otros campesinos de la zona. Contrario a esta opinión está la indiferencia y hasta el desconocimiento de muchos monteros que han pasado décadas persiguiendo los cerdos cimarrones desde Quita Pena, Rancho Arriba, hasta las antenas y La Nevera. Para ellos cazar un cerdo o un conejo es el encanto.

Mientras escuchaba a Ramón hablar de esa “palma de oro”,  recordé a Rafael Then, dirigente comunitario de Burende, comunidad ubicada al pie de Nalga de Maco, un Parque Nacional situado en la zona fronteriza con Haití, quien nos decía, para  la época en que comenzamos a trabajar con la reforestación en ese lugar en 1998, en la cima de ese pico había un lago y en ese lago vivía un pez de oro, por eso era que los “americanos” suben y cuidan del lugar. Era lo que me decía Rafael.

Los campesinos de Quita Pena desconocen el Valle Encantado, no han oído hablar de eso, a pesar que geográficamente están cerca; "ahí hay muchas sabanas", ha sido la expresión más común cuando uno le describe el lugar. 

Llegar al Valle Encantado

Desde hacía mucho tiempo quería conocer a Valle Encantado. Desde el 2000 varios intentos de llegar al misterioso lugar fallaron y uno de ellos pudo haber sido trágico.

El viaje se tornó más interesante cuando leímos los escritos del poeta Tony Raful, así como los de Franklin Domínguez, un interesado por la zona y quien ubica el valle: ”Entre las montañas Alto Bandera,  Loma del Pichón y el Monte Tina” y nos dice: “Tres Valles  ocupan la llanura intramontana a prudente distancia, al último de los valles;  es casi imposible el  acceso, lo que ha provocado varias desapariciones de la especie animal,- va más lejos: “ Personas en distintas épocas han desaparecido en la zona del Valle Encantado”.

El  Periodista investigador venezolano, Blanco Fombona,  se esfumó en el año 1949. Militares, aserradores, cazadores y animales de todas las especies se han volatizado. Y cita un reportaje de un  periodista del Listín Diario  que dice: “Durante la Semana Santa del 2002, se extraviaron en Valle Encantado 13 excursionistas que trataban de explorar el lugar, después de varios días sin conocer su paradero, finalmente  fueron ubicados por una patrulla del regimiento de montaña, General Gregorio Peña y rescatados 21 días después por miembros de la Fuerzas Armadas y del comando sur de los Estados Unidos, para lo que tuvieron que emplear un helicóptero Omaha-Black Hawk.” (A. Paniagua. Listín Diario), dándonos la siguiente exhortación: “Recomendamos a los curiosos alejarse del lugar, por ser  zona de alto riesgo por lo accidentado, evite  fatales  consecuencias al  extraviarse.” (f.d. el masacre.com)

Franklin Domínguez dice cosas maravillosas de aquel lugar, lo define como una “Puerta Dimensional” y reflexiona:

“Una falla en la composición de la materia es la probabilidad científica”.

“Estamos ante esta puerta en  observación experimental, es lo que describe una vista a otros  componentes del planeta, de ser realizable este ambiente permitirá transportar la materia a escenarios desconocidos hasta ahora, en el espacio astronómico.”

“Esta es  de la teoría de la relatividad del  genio Albert Einstein, es decir; hipótesis  muy conocida  por los científicos contemporáneos.”

“Esta teoría es realizable, expone Albert, superando la velocidad de la luz 299,096 km, por segundos, bajo esas condiciones podemos viajar a  más allá de nuestros límites. Entonces;  ¿Es posible movernos a otras  temporalidades?“

Nos informa:

“Existen varias rutas en  el planeta que están siendo analizadas, donde se han verificado hechos de  similares efectos a una falla dimensional en lugares como: El Triángulo de las Bermudas, en el Mar Caribe; Valle del Silencio, México; Valle de  Nazca, Perú; Triángulo de Cipango o del Diablo en el Mar de Asia.” (Franklin Domínguez, elmasacre.com).

Aparece el desafío



Cuando se “perdieron”  los jóvenes en la Semana Santa del 2002, la idea de ir todavía se puso más interesante.La primera idea concebimos para seguir el lecho del río Nizao, llegar a Quita Pena y desde ahí caminar  hacia Las Antenas, donde la geografía nos dice que queda el encantado valle.  Intentamos llegar a donde Fellé, un campesino conocedor de  todas las sabanas desde Quita Pena hasta Las Antenas, quien nos esperaba para salir desde su casa  caminando y nos serviría de guía como practico en la zona.

No pudimos llegar ni a la casa de Fellé, quien estuvo atento a nuestra llegada, con mulos para auxiliarnos en nuestra empresa. No llegamos porque uno de los vehículos se deslizo a varios kilómetros antes de llegar a su casa, salvando la vida sus ocupantes gracias a que el vehículo 4X4 se quedó montado en la bola delantera del diferencial, nos habían dado las 10:00, en una noche y se tornó lluviosa, lo que obligó a los ocupantes a permanecer en el vehículo toda la noche, como también lo hicieron los demás que venían en los otros vehículos; nos llevó tres días salir de la zona, durmiendo de a cinco personas en el interior de  cada vehículo.

Hubo otros intentos que se quedaron en la planificación, esperando coordinar con Quéliz o con el profesor Miguel, dos personajes que la gente de Constanza reconoce como los más conocedores de esos laberintos. 

Fue en marzo del 2008 cuando pudimos llegar a dos de esas sabanas, con un grupo inicial de 10 personas incluyendo a nuestro guía. Entramos por Alto Bandera, Constanza y del grupo se devolvió uno, al ver las nubes como si estuviera sentado en la ventanilla de un avión; llego hasta Las antenas, donde están los militares, donde el grupo analizo y vio en la cartografía la depresión de cuyas anotaciones se deduce un abismo de unos 400 metros más o menos, viendo frente al farallón, decidió no continuar y retorno por su cuenta al campamento distante a unos 5 km.

Comenzamos la caminata del descenso a las 9:00 am, transitando una antigua carretera construida hace más de 60 años, la cual ha desaparecido por completo, aprovechándose de ésta solo el corte a curva de nivel, suave, con poca pendiente y pocos pasadizos peligrosos, salvo dos, el resto es fácil.

 El guía dejaba en mí la sensación  de que viajábamos a lo desconocido, porque a pesar de conocer el laberinto  él iba quitando la corteza a los árboles de pino en todo el camino y viendo unas cintas rojas que había colocado meses antes. Era un viaje a lo incógnito. En los trillos el estierco de cerdos cimarrones aparecía fresco, señal de que habían pasado por el lugar horas antes.

No me sorprendí al llegar al lugar, porque había tenido muchas veces la hoja cartográfica de la zona, la cual la había comentado con mi amigo y compañero de viaje, el cartógrafo Tomás Montilla, a estas informaciones se le agregaba las que me ofreció Alberto, un señor de la Sierra que  trabajó en los aserraderos que operaban en la zona en los años 50 y principio del 60 del siglo pasado. Ese era otro encanto del valle.

Alberto aseguraba que en esos valles habían  aserraderos manejados con calderas que utilizaban los desperdicios (biomasa) como combustible. Esas sierras hacían cortes de fustes de pino de 150 centímetros de diámetros. Había que mover  esas trozas con cables de acero de una pulgada de diámetro y eran halados por buldócer. Mientras me hablaba hacía croquis de la zona, los cuales coincidían con la cartografía 1:50,000 del Instituto Cartográfico Miliar.

En la zona de Valle Encantado se encuentran vestigios de una gran industria maderera que durante más de una década extrajo un sin número de metros cúbicos de madera de pino occidentales fundamentalmente.

En el lugar encontramos restos de la caldera, la chimenea casi intacta, así como tuercas, tornillos, hasta un pedazo de la estera de un buldócer y vestigios de las edificaciones.

¿Es Sabana sin Provecho el Valle Encantado?

¿Es Sabana Calderón ese incógnito valle que encanta a los que lo visitan?

¿Cuál de estas sabanas es la encantada?

La tercera sabana siguió siendo la incógnita del grupo, nadie quiso quedarse abajo, la intención fue volver… aunque la tercera será la de los vencidos.

En cualquiera de las dos sabanas visitadas encontraremos encantos y cantos, en todas vemos las huellas de la explosión volcánica y las glaciaciones que dieron origen a esta isla, de la fauna y flora que le caracterizan. Sólo hay que hacer un minuto de silencio para encontrar la diferencia, por sensación, entre el cielo y la tierra…

Los poetas ven cosas que los simples mortales no vemos, son seres muy sensibles que ven más allá de los pinos, pajones, piedras, conejos y cerdos cimarrones, por eso quedan encantados.

Los comunes, los que no percibimos lo volátil de la materia, porque creemos sólo en esta dimensión, llegamos a aquellas impresionantes sabanas… y también quedamos encantados….   

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