viernes, 5 de junio de 2020

Crecimiento Económico y Biodiversidad en República Dominicana

Por Pedro Taveras (pjtaveras@hotmail.com)


Refugio de Vida Silvestre Manglares de la Gina
El crecimiento económico ha sido, en la mayoría de los países, desfavorable para la conservación de los recursos naturales y la biodiversidad. Esta afirmación a muchos sectores productivos les resultaba indiferente, pero la realidad es que en la medida que algunas naciones han crecido económicamente o se han convertido en grandes potencias, mayor ha sido la huella destructora dejada en la  madre tierra dentro y fuera de sus fronteras.

Sin embargo, este no es el caso de República Dominicana que, en las últimas  décadas, ha tenido un crecimiento económico general sobre un 5%, superior a la media de los países en la región, y destacándose como parte de las regiones más ricas en biodiversidad del planeta.

Históricamente, la generalidad de los países que han crecido económicamente han dejado una huella ecológica en sus territorios y en el mundo, conocido este hecho  como el pasivo ambiental, difícil de restaurar en lo más mínimo; lo que ha originado problemas sociales y pérdidas de los servicios eco sistémicos, que se convierten en  perjuicios económicos cuando afecta la salud y recursos vitales para la vida y la producción; como fue el caso de la parte occidental de la isla Hispaniola, hoy Haití, donde el cultivo de la caña lo convirtió en  una de las colonias más ricas de Francia para la época, pero luego pasó a ser el país más pobre de América.
Parque Nacional Sierra de Bahoruco, zona de mayor
diversidad biológica del 
país

Salvando la diferencia histórica con el presente y con nosotros como pequeña nación, siglos atrás Europa devastó todo su territorio, degradó la mayoría de sus suelos productivos al punto de tener que transitar hacia otras tierras continentales en Asia, África y América, para poder abastecerse de materias primas y otros recursos.

Estados Unidos, producto de las 13 colonias de agricultores que llegaron de Europa a principio del siglo XVII, tuvo que recurrir a buscar guano (Abono producto del estiércol de las aves marinas) que sirviera para mejorar sus tierras degradadas a mitad del siglo XIX,  y con esta materia orgánica sus agricultores pondrían hacer producir sus suelos de manera rentable.

El Estado americano fue capaz de dictar la llamada Ley del Guano, que consistía en tener derecho de ocupar cualquier isla “abandonada” que lo poseyera, originando conflictos  con toda América, incluyendo a República Dominicana con el caso de Alto Velo, tema en general al cual Vanguardia del Pueblo dedicó 10 trabajos entre 1976 y 1979 y que también puede encontrar en “Te Hablo de Alto Velo” www. Chinchilina.blogspot.com.


El país recibió el Día Internacional de la Diversidad Biológica, que se celebra el 22 de mayo, con avances  evidentes en la materia, después de haber sufrido una debacle post muerte del dictador Rafael Leónidas Trujillo, cuando creció la economía como nunca antes, pero se talaron bosques sin regulación, se aceleró la degradación de los suelos y, con la agudización de las sequías (1967, 1975, 1990), se secaron cañadas y arroyos de manera temporal, afectando la diversidad biológica de la nación.

Vivero forestal en el Municipio Restauración
Sin embargo, ese desastre ambiental post Trujillo dejó  una huella socio ecológica y cultural en la que  hay que seguir trabajando;  y este es un buen momento para reflexionar sobre este desafió, especialmente este  5 de junio cuando celebramos el Día Mundial del Medio Ambiente.

República Dominicana  comenzó a cambiar su visión en materia de medio ambiente, a partir de la famosa Cumbre de Río (celebrada en Brasil del 2 al 13 de junio de 1992), en la que el país se comprometió a incorporar  la sostenibilidad  a su desarrollo,  participando en los años siguientes en Convenciones y Conferencias de las Partes Firmantes (COP) y cumpliendo, en lo posible, con lo acordado.

República Dominicana reiteró el compromiso de recuperar parte de lo perdido de su biodiversidad y conservar los logros obtenidos en las últimas décadas, como país firmante del Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica y las metas AICHI. En  la  ciudad japonesa de Nagoya en el año 2010 se realizó la Décima Conferencia de las Partes (COP10), en la que se trazaron metas para llevarse a cabo en los siguientes 10 años, estableciéndose   en todos los países estrategias nacionales y planes de acción para el manejo de la biodiversidad con miras al 2020.

Según la Estrategia Nacional de Conservación y Uso Sostenible de la Biodiversidad y Plan de Acción 2011-2020 (ENBPA), República Dominicana ha logrado alcanzar la mayoría de las  metas, incluso superando varias y avanzando en las más rezagadas, tal como informó el ing. Manuel Mateo, director de Biodiversidad del Viceministerio de Áreas Protegidas y Biodiversidad, quien es responsable de recibir los reportes realizados por el personal externo al Ministerio de Medio Ambiente, contratados para dichas evaluaciones, cuyos contenidos están en el Sexto Informe de la Biodiversidad, resultados que se conocerán cuando se normalice la situación de distanciamiento social provocada por el COVID-19.

Los datos e informaciones de esa recuperación, de acuerdo al Inventario Nacional Forestal 2018, se evidencian en la comparación de la cobertura boscosa entre las décadas de los ‘60 al ‘90 del siglo pasado, que establece que el país tenía una cobertura boscosa de menos de 15% a finales de los años ’60, y un 27.54% para la década de los ‘90, hoy República Dominicana cuenta con más de un 40% de su territorio cubierto de bosque.

República Dominicana forma parte del Caribe Insular, señala el Ing. Mateo: “Es uno de los países que se destaca entre las regiones más ricas en biodiversidad del planeta tiene más de la mitad del territorio nacional (52%) con un Índice de Integridad Biológica (IBI) de 90%, por lo  que la protección de nuestra biodiversidad es una responsabilidad de toda la sociedad dominicana, no sólo de sus autoridades¨.

El  Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales coordina con otras instituciones del Estado, el sector empresarial, ONG, organismos nacionales e internacionales incluir  la protección de la biodiversidad como eje transversal en sus planes para garantizar el cumplimiento de las metas establecidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y en otros acuerdos nacionales e internacionales asumidos por el Estado Dominicano, especialmente durante las últimas décadas, lo que nos permite asegurar que el país avanza hacia una verdadera sostenibilidad de sus recursos naturales.