Por Pedro Taveras (pjtaveras@hotmail.com)
Refugio de Vida Silvestre Manglares de la Gina |
El
crecimiento económico ha sido, en la mayoría de los países, desfavorable para
la conservación de los recursos naturales
y la biodiversidad. Esta afirmación a muchos sectores productivos les resultaba
indiferente, pero la realidad es que en la medida que algunas naciones han
crecido económicamente o se han convertido en grandes potencias, mayor ha sido
la huella destructora dejada en la madre
tierra dentro y fuera de sus fronteras.
Sin
embargo, este no es el caso de República Dominicana que, en las últimas décadas, ha tenido un crecimiento económico general
sobre un 5%, superior a la media de los países en la región, y destacándose
como parte de las regiones más ricas en biodiversidad del planeta.
Históricamente,
la generalidad de los países que han crecido económicamente han dejado una
huella ecológica en sus territorios y en el mundo, conocido este hecho como el pasivo ambiental, difícil de restaurar
en lo más mínimo; lo que ha originado problemas sociales y pérdidas de los
servicios eco sistémicos, que se convierten en perjuicios económicos cuando afecta la salud y
recursos vitales para la vida y la producción; como fue el caso de la parte
occidental de la isla Hispaniola, hoy Haití, donde el cultivo de la caña lo
convirtió en una de las colonias más
ricas de Francia para la época, pero luego pasó a ser el país más pobre de
América.
Parque Nacional Sierra de Bahoruco, zona de mayor diversidad biológica del país |
Salvando
la diferencia histórica con el presente y con nosotros como pequeña nación, siglos
atrás Europa devastó todo su territorio, degradó la mayoría de sus suelos productivos
al punto de tener que transitar hacia otras tierras continentales en Asia,
África y América, para poder abastecerse de materias primas y otros recursos.
Estados
Unidos, producto de las 13 colonias de agricultores que llegaron de Europa a
principio del siglo XVII, tuvo que recurrir a buscar guano (Abono producto del estiércol de las aves marinas) que sirviera para mejorar sus tierras degradadas a mitad
del siglo XIX, y con esta materia orgánica
sus agricultores pondrían hacer producir sus suelos de manera rentable.
El Estado americano fue
capaz de dictar la llamada Ley del Guano, que consistía en tener derecho de ocupar
cualquier isla “abandonada” que lo poseyera, originando conflictos con toda América, incluyendo a República Dominicana
con el caso de Alto Velo, tema en general al cual Vanguardia del Pueblo dedicó 10 trabajos entre 1976 y 1979 y que
también puede encontrar en “Te Hablo de Alto Velo” www. Chinchilina.blogspot.com.
El
país recibió el Día Internacional de la Diversidad Biológica, que se celebra el
22 de mayo, con avances evidentes en la
materia, después de haber sufrido una debacle post muerte del dictador Rafael Leónidas
Trujillo, cuando creció la economía como nunca antes, pero se talaron bosques
sin regulación, se aceleró la degradación de los suelos y, con la agudización de
las sequías (1967, 1975, 1990), se secaron cañadas y arroyos de manera temporal,
afectando la diversidad biológica de la nación.
Vivero forestal en el Municipio Restauración |
Sin
embargo, ese desastre ambiental post Trujillo dejó una huella socio ecológica y cultural en la
que hay que seguir trabajando; y este es un buen momento para reflexionar
sobre este desafió, especialmente este 5
de junio cuando celebramos el Día Mundial del Medio Ambiente.
República
Dominicana comenzó a cambiar su visión en
materia de medio ambiente, a partir de la famosa Cumbre de Río (celebrada en
Brasil del 2 al 13 de junio de 1992), en la que el país se comprometió a incorporar la sostenibilidad a su desarrollo, participando en los años siguientes en
Convenciones y Conferencias de las Partes Firmantes (COP) y cumpliendo, en lo posible,
con lo acordado.
República
Dominicana reiteró el compromiso de recuperar parte de lo perdido de su biodiversidad
y conservar los logros obtenidos en las últimas décadas, como país firmante del
Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica y las metas AICHI.
En la ciudad japonesa de Nagoya en el año 2010 se
realizó la Décima Conferencia de las Partes (COP10), en la que se trazaron
metas para llevarse a cabo en los siguientes 10 años, estableciéndose en todos los países estrategias nacionales y
planes de acción para el manejo de la biodiversidad con miras al 2020.
Según
la Estrategia Nacional de Conservación y
Uso Sostenible de la Biodiversidad y Plan de Acción 2011-2020 (ENBPA), República
Dominicana ha logrado alcanzar la mayoría de las metas, incluso superando varias y avanzando en
las más rezagadas, tal como informó el ing. Manuel Mateo, director de Biodiversidad
del Viceministerio de Áreas Protegidas y Biodiversidad, quien es responsable de
recibir los reportes realizados por el personal externo al Ministerio de Medio
Ambiente, contratados para dichas evaluaciones, cuyos contenidos están en el
Sexto Informe de la Biodiversidad, resultados que se conocerán cuando se
normalice la situación de distanciamiento social provocada por el COVID-19.
Los
datos e informaciones de esa recuperación, de acuerdo al Inventario Nacional
Forestal 2018, se evidencian en la comparación de la cobertura boscosa entre las
décadas de los ‘60 al ‘90 del siglo pasado, que establece que el país tenía una
cobertura boscosa de menos de 15% a finales de los años ’60, y un 27.54% para
la década de los ‘90, hoy República Dominicana cuenta con más de un 40% de su
territorio cubierto de bosque.
República
Dominicana forma parte del Caribe Insular, señala el Ing. Mateo: “Es uno de los
países que se destaca entre las regiones más ricas en biodiversidad del planeta
tiene más de la mitad del territorio nacional (52%) con un Índice de Integridad
Biológica (IBI) de 90%, por lo que la protección
de nuestra biodiversidad es una responsabilidad de toda la sociedad dominicana,
no sólo de sus autoridades¨.
El
Ministerio de Medio Ambiente y Recursos
Naturales coordina con otras instituciones del Estado, el sector empresarial,
ONG, organismos nacionales e internacionales incluir la protección de la biodiversidad como eje transversal
en sus planes para garantizar el cumplimiento de las metas establecidas en los
Objetivos de Desarrollo Sostenible y en otros acuerdos nacionales e
internacionales asumidos por el Estado Dominicano, especialmente durante las
últimas décadas, lo que nos permite asegurar que el país avanza hacia una
verdadera sostenibilidad de sus recursos naturales.
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