Por Pedro Taveras (pjtaveras@hotmail.com)
A la Sabana del Silencio se podría
llegar por cuatro costados, ya que es el punto de encuentro de cuatro
provincias: Bahoruco, Independencia, Elías Piña y San Juan de la Maguana, las
cuatro se saludan en esta hermosa y misteriosa sabana, rico ecosistema. Está ubicada
en el Parque Nacional Sierra de Neiba, a más de 2000 metros sobre el nivel del
Mar.
Este Parque Nacional fue declarado
mediante el Decreto Presidencial número 221 del año 1995. Se localiza en la región suroeste de la
República Dominicana, haciendo frontera con Haití en la parte occidental.
Un Parque angosto, sobre la Sierra
de Neiba, semejante a un caimán sobre nuestra geografía; aproximadamente esa área
protegida tiene unos 187 kilómetros cuadrados y es rica en endemismo de especies
animal y vegetal.
“Los principales objetos
de conservación que fueron identificados son la biodiversidad y los recursos
hídricos. En cuanto a la biodiversidad
destacan los ecosistemas de Bosque latifoliado húmedo, Bosque latifoliado nublado,
Bosque ribereño, Bosque de transición de seco a húmedo, Bosque de Pinus
occidentallis, Humedales y Sabanas de Pajón. En cuanto a la Flora se
reportan 1216 especies de plantas vasculares, de las cuales 276 son endémicas
de la Isla Española, varias de ellas en las listas de UICN, de CITES o Nacional de especies
amenazadas. La Fauna está representada
por 65 especies de aves, de las cuales 24 son
endémicas, nueve (9) especies de anfibios todas endémicas y 5 de ellas en la
lista de amenazadas de UICN; treinta y cinco (35) especies de reptiles, 34 de
las cuales son endémicas y la restante es nativa y donde se reporta la
presencia del murciélago. Artibeus jamaicensis, y del solenodonte, Solenodon
paradoxus, especie amenazada en peligro de extinción, de acuerdo a
Lista de Animales Silvestres Amenazados en la República Dominicana.”
Este Parque aporta agua a
las Cuencas de los Ríos Artibonito, Yaque del Sur y Lago Enriquillo. Por el
tipo de roca presenta condiciones kársticas, con la presencia de corrientes
subterráneas que alimentan el Lago Enriquillo.”(1)
Por ser la zona más expedita para
llegar a la Sabana del Silencio, elegimos la ruta que va, entrando por la
comunidad de Guayabal, hasta llegar al Hoyazo, vía El Cercado en San Juan de la
Maguana.
Desde el Hoyazo partimos a las 7:30
de la mañana, un grupo de 12 personas, entre ellas dos guías de la zona, atravesando
sembradíos de cebolla y frijoles; luego penetramos por los escasos pinos
criollos (Pinus occidentalis), que
quedan como vestigios de lo que fue un gran bosque de conífera diezmado por el aserradero
del señor Luperón y la práctica del conuquismo de los productores agrícola.
Penetramos a un bosque latifoliado,
húmedo, para llegar a El Nublado, como también llaman los campesinos de la zona
al lugar que ostenta la majestuosa Sabana del Silencio. Junto a esta hay
pequeñas sabanas que tuvieron pobladas de arboles de Nogal (Juglans jamaicensis) y Sabina con Olor (Uniferus gracilior) observándose aún los
troncos muertos resistiendo la inclemencia de aquella zona.
No es un lugar de visitación, pero
podría ser de interés para estos fines si las condiciones de manejo le
favorecen, de lo contrario, seria reservado para científicos y guadarparques,
por las condiciones ecológica del lugar.
La Sabana del Silencio, es una
extensión de terreno de alrededor de un kilómetro de largo, poblado de imponentes
pajones, sobrevivientes a las bajas temperaturas que se registran en la zona.
En décadas pasadas los campesinos
labraban sabanas contiguas a la del Silencio, en aquellas se observan huellas de empalizadas abandonadas y arboles
cuasi petrificados, pero en la Sabana del Silencio no se cultivó ninguna
especie diferente a los pajones, siempre fue así, no se ve rastro de labranza;
hay hendiduras, como una especie de
conos con superficies redondas perfectas, que los habitantes de la zona dicen
que se hicieron durante la dictadura de Trujillo para “evitar posibles
aterrizajes de aviones cargados de barbudos procedentes de Cuba”. Se referían a los cubanos y dominicanos que encarnaron la invasión de
Constanza, Maimón y Estero Hondo.
La Sabana del Silencio, al igual que
otros valles similares, parece tener cierto misterio, ya que en reiteradas
ocasiones estudiosos, guardaparques y visitantes comunes que recorren la zona
se han extraviado. Igual le pasó a
nuestro grupo, a pesar de movernos con
guías guardaparques, al dividirse el grupo durante la caminata sufrimos esta
desventura, recorriendo varios kilómetros por un camino de retorno muy similar
al que habíamos transitado para llegar al encantador lugar.
(1) Informe para el PLAN
DE MANEJO PARQUE NACIONAL SIERRA DE NEIBA
2013-2018 pág.6. Manuscrito (Borrador) del Ministerio
de Medio Ambiente y Recursos Naturales.