Por Pedro Taveras (pjtaveras@hotmail.com)
La Reserva Científica de Guaconejo es un área natural protegida por
la Ley 64-00, situada en la provincia María Trinidad Sánchez, antes de ser declarada área protegida en 1996, fue un
bosque maderero, por lo que todavía se pueden observar los vestigios de lo que
fue un aserradero que operó hace décadas, aunque posee zonas que nunca han sido
tocadas por manos humana.
Pasearse por los sitios
permitidos es suficiente para estar
viviendo en bosques primarios, donde se observan las especies de árboles de
alto valor biológico y comercial de la República Dominicana.
Arboles como Stevensia ebrateata (Guaconejo), Cerylla racemiflora (Sabina
sin Olor), Manilkara bidentata (Balatá),
son emblemáticos de la zona, observamos ejemplares de las dos últimas especies, en algunas áreas
que nunca han sido intervenidas, árboles
de de 1.80 metros de diámetro de altura del pecho y más de 30 metros de altura, con sus copas
podrían cubrir edificios de cinco y seis plantas y hospedar, como residentes, a
cientos de especies animal y vegetal.
“_Con este árbol se construye un
edificio”, dijo uno del grupo
“_No, no sirve- responde otro-,
porque en este árbol viven miles de individuos de diferentes especies”
La conversación se interrumpió
por un profundo silencio durante varios segundos, mientras se escuchaban cantos
de palomas, chuachuas y la insistencia
del “julián chiví” “julián chiví”.
Guaconejo tiene mucha importancia hídrica, ya que en la zona
nacen aproximadamente unas 53 fuentes de aguas, entre ríos y arroyos, que
alimentan a los ríos Nagua y Boba, dos de los más importantes del llano costero
norte de la República Dominicana, por su contribución a la producción de arroz
y otros rubros agrícolas.
Entre los actores más importantes
que intervienen en la reserva se encuentra la Sociedad para el Desarrollo
Integral del Nordeste (SODIN), organización sin fines de lucro dedicada al
desarrollo comunitario y quienes tienen un comanejo del área, siendo una institución
vinculada a Guaconejo desde su creación.
La reserva cuenta con un plan de
manejo de reciente elaboración y que,
como carta expedita de gobernanza de aquel mundo, espera para su ejecución;
para que así más personas puedan visitar
las zonas permitidas para la educación y el disfrute de una reserva científica
en lo posible.
El decreto que la crea dice: “LA
LOMA GUACONEJO, mediana elevación de 605 metros sobre el nivel del mar,
ubicada entre los ríos Nagua y Boba, los cuales reciben el aporte acuífero de
los numerosos manantiales y escorrentías que allí se originan y además contiene
uno de los bosques húmedos primarios más importantes del país, donde se acuna
una riqueza botánica variada, muy original y nativa, resaltando la Sabina sin
Olor (Cerylla racemiflora) uno de los
pocos árboles cuya longevidad puede superar el milenio, así como El
Balatá (Manilkara Bidentata), la Cabirma Santa (Guarea Guidonea) entre
otras. Este curioso entorno ecológico
llevará el nombre de "Dr. Miguel Canela Lázaro", compañero del Dr.
Pérez Rancier en el primer movimiento conservacionista dominicano”.
Según cita de su Plan de Manejo actual.
* fotos de Pedro Taveras y Tomàs Montilla
GRACIAS POR TAN HERMOSO REPORTAJE, ESPERO VISITAR EL LUGAR
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