sábado, 30 de junio de 2018

El Medio Ambiente en la Escritura de Juan Bosch


Por Pedro Taveras (foto y texto)
Al principio de la década del 1990, Juan Bosch acostumbraba a caminar en el Parque Ecológico Mirador Sur; mientras escuchaba los múltiples cantos de las aves y observaba la arboleda, escenario de muchas de sus obras; y saludaba afablemente a la gente que se le acercaba.

En la obra literaria y sociográfica del Profesor Juan Bosch está latente y de manera condicionante  el medio ambiente, sobre todo por la mediación socioeconómica que envuelve al Hombre (género humano), la sociedad en su devenir  histórico y los recursos naturales como el suelo (la tierra, medio de producción), el agua (bendita para el cultivo, las crecidas de los ríos, la lluvia, las presas), el bosque (la selva que absorbe la vida de aventureros y alzados que desafían al poder, el lugar de libertarios, fugitivos y labriegos).


Como todo etnohistoriador maneja las relaciones del hombre y sus circunstancias, las relaciones de los seres humanos con los recursos naturales y con él mismo. Siguió la dialéctica de que el medio ambiente hace al hombre y éste hace las relaciones de apropiación del medio ambiente en su lucha por la adaptación y, al mismo tiempo, por la creación  de culturas.

En su escrito “Apuntes para una Interpretación de la Historia de Costa Rica”, Bosch señala que parte de la relación productiva de los  primeros pobladores de esa colonia española fue con su entorno social, específicamente  con el uso de los recursos  medioambientales, dándole la oportunidad de responderle para satisfacer su necesidad material (sobrevivir con alimentación y abrigo) y espiritual (la del productor libre e independiente), forjador del carácter nacional del país.  Señala que el aislamiento del pequeño propietario pobre y muy pobre, que no tenía recursos económicos, ni siquiera para salir de su lugar de residencia a vender fuerza de trabajo o  a comprar productos, se debía a que  lo básico lo producía con la ayuda de la familia y el medioambiente, y agrega: “Es probable que a eso contribuyera en parte el clima de la meseta central, con sus largos meses de lluvia que dificultaban el trato humano,”[1]  Haciendo referencia a la dificultad de comunicación e intercambio con otros pueblos.

La relación del  hombre con los recursos naturales es extremadamente notoria en la obra literaria de Juan Bosch, ya que determina sus personajes, sus actores. Esa realidad  la encontramos en toda su obra sociopolítica e histórica. En su mundo de ficción y realismo social, los personajes  se mantienen en una lucha perpetua con el medio,  es decir, los recursos asumen junto al espacio geográfico, la construcción de lo social, de subculturas y psicologías de sus personajes. La ecología cultural marca su concepción de la vida, sin temor a equivocarme.

Sus cuentos y  sus dos novelas son expresiones muy evidentes de cómo, en la concepción de Bosch, el medio ambiente condiciona y, en muchos casos, determina al individuo y a la sociedad. Los recursos naturales son la paz, siempre que se maneje de manera razonable.  Solo para poner un ejemplo, en El Oro y La Paz, nos encontramos con míster Forbes, el botánico internado en la selva haciendo maravillas con las flores, el trabajo con la naturaleza como la mejor riqueza para el hombre, riqueza material también, porque el señor Forbes  ganaba dinero cuando exportaba las especies cultivadas por él, Se puede vivir en paz con el cultivo de la biodiversidad, término  fundador de la sostenibilidad ambiental y el desarrollo del individuo y los pueblos, basado en el estudio, el trabajo y el arte, como  Míster Forbes que no estaba  depredando; cultivaba flores para vender sin la necesidad de hacer daño a la naturaleza, que es lo mismo que decir a la sociedad. O Angustia, la mujer que la selva absorbió y la convirtió en un ser primitivo, incorporada a los grupos originarios, al extremo de rechazar más a los blancos civilizados que los propios indígenas.

La obra sociopolítica del Profesor Juan Bosch constituye un tesoro etnográfico dentro de las disciplinas sociales de este país y de América.

Como etnohistoriador, la obra del humanista y político dominicano está también marcada por esa relación espacial hombre-naturaleza. Se observa claramente, en Composición Social Dominicana, que su trabajo intelectual es pionero de la etnohistoria dominicana, como ocurre también con sus cuentos,  llenos  de la mediación antropológica y manifestaciones epistemológica del hombre simple, en especial del campesinado; el condicionamiento físico de los accidentes geográficos  y los recursos que el hombre agota o cree agotar sin darse cuenta que se extingue así mismo, como el río que se lleva todo lo que encuentra, el sol que quema y el polvo que asfixia, a lo largo del camino. Le dio fuerza a la naturaleza  (lo biofísico) y su venganza perpetua, o de contracultura, que se refleja en  muchas de las manifestaciones de este  escritor.

En sus escritos están presentes cientos de ejemplos del conocimiento tradicional del campesino cibaeño y su relación con los  recursos naturales. En  su cuento Guaraguo, Bosch nos pone en contacto con ideas y creencias que el pueblo tiene sobre la biodiversidad dominicana: “¿Usté los está aguaitando? Bueno... Esos son querebebés. Atrás de los querebebés vienen las golondrinas, atrás de las golondrinas viene el agua, y atrás del agua[H1] ... ¡Cristiano! Dios sabe lo que viene atrás del agua". El presagio y la predicción  de los fenómenos atmosféricos están en sus cuentos. El monte era un espacio donde nace el río.  "A diez pasos corría el río; inmediatamente después se alzaba el monte tupido: capá, quiebrahacha, amacey, algarrobo, amapolo, palma. ¡Monte! ¡Monte¨.

El cuento El Algarrobo, que relata un día  de trabajo de un hombre de campo, es similar a un estudio de caso, metodológicamente hablando: “El hombre que estaba allá adentro, en el corazón del monte, oía sólo dos cantos: el suyo y el del hacha. De mañana empezó a tumbar la yaya y a los primeros golpes aletearon los pajaritos. Piaron y se fueron. El hombre, duro, oscuro y desnudo de cintura arriba, los siguió con la vista”.[2]

En su función como político y estadista, mostró comportamientos sorprendentes, aprovechando cualquier ocasión para enseñar al pueblo sobre la importancia de los recursos naturales.   Siendo presidente electo y líder regional en América,  regresaba  de un viaje a New York, tuvo en el avión un encuentro con un joven agrónomo, la conversación que sostuvieron le maravilló y   fue motivo para explicarle al país sobre la importancia de los  agrónomos; dijo que ese joven  era  una mina, e hizo referencia a la necesidad que tenía República Dominicana de profesionales de su área  y de  veterinarios, y de  contratar expertos en la materia  fuera de la nación.

Y siguiendo con la importancia que Bosch daba a los recursos naturales,  el líder político dijo en una alocución, a propósito de un viaje realizado por las provincias Espaillat en noviembre del  1962, que la nueva constitución tenía que garantizar que  los latifundios que eran bosques no se tocarían por la reforma agraria durante 25 años.

Este fue un discurso promisorio para la reforestación, porque además mandó a plantar árboles en las montañas, y que no se utilizarán los terrenos en la parte alta de las cordilleras para el uso de  la ganadería y que los potreros fueran hechos en la parte media y baja de las mismas; además  dijo que en los cafetales tenía que plantarse árboles como sombra, sobre todo la guama para mejorar los suelos; nos estaba hablando de sistemas agroforestales en esa época; de los árboles combinados con pasto, nos estaba hablando de sistemas silvopastoriles, ambos conceptos tan vigentes 56 años después.[3]

En otro discurso pronunciado durante la inauguración del Instituto Superior de Agricultura (ISA) en Santiago,  a pocos días del golpe de estado septembrino, exhortaba a los campesinos a aprender de las ciencias agrícolas.  También señaló que el país había perdido millones de pesos en los últimos 30 años por la destrucción de los árboles, por el empobrecimiento de los suelos.  Este planteamiento lo hizo frente a sectores de poder emergentes en Santiago y el embajador norteamericano John Bartlow Martin.  Manifestó de la necesidad de que existan ese tipo de instituto en todo el  país..[4]

El Profesor Juan Bosch habló durante décadas de la necesidad de las presas para generar electricidad, irrigar y para el uso doméstico de la población.[5]

Por esa razón, Juan Bosch “caminó” la  Sierra de Bahoruco, a decir de los campesinos de Puesto  Escondido.  En 2009, decían “esos pinares eran de Juan Bosch”,  porque lo vieron en la zona; la visitaba porque estaba empeñado de que se hiciera la presa de Las Damas, en el río del mismo nombre.

Todavía en el Toro, a 2,230 metros aproximados sobre el nivel del mar, se conserva el lugar y la casa que Bosch ocupaba cuando visitaba la cordillera, dicen que en ella llegó a dormir allí en su tránsito desde Puesto Escondido, provincia Independencia, a Pedernales, zona ambientalmente transfronteriza de vital importancia para República Dominicana y Haití, ya que en ella se encuentran los Parques Nacionales Sierra de Bahoruco y “Foresta de Pino” en Haití y donde habitan el mayor porcentaje de especies endémicas, es decir, especies que solo existen de manera natural en la isla La Hispaniola.

Como podemos apreciar, al  Profesor Juan Bosch no solo le importaba el destino de su pueblo en términos político y sociocultural, si no que también se preocupó por el medioambiente y su sostenibilidad, garantía de un futuro promisorio para las nuevas generaciones. 



[1] En Obras Completa. Tomo XIV. Comisión Permanente de Efemérides Patria, 2009 Santo Domingo).
[2] Algarrobo, en Obras Completa. Tomo I. Pág. 41. Comisión Permanente de Efemérides Patria, 2009 Santo Domingo).
[3] El Caribe, 28 de noviembre de 1962Pag. 22, en Discursos Políticos 1961-1966, en 4 tomos. Compilación y edición Orlando Inoa. Santo Domingo. República Dominicana, 1998.
[4] El Caribe, 18 de agosto de 1963, pág. 16, en Discursos Políticos 1961-1966 en 4 tomos. Compilación y edición Orlando Inoa. Santo Domingo. Presidencia de la República Dominicana, 1998.
[5] Discursos Políticos 1961-1966, en 4 tomos. Compilación y edición Orlando Inoa. Santo Domingo. República Dominicana, 1998.















Juan Bosch, el maestro que nunca morirá

Las ideas de Juan Bosch,  como las  de cualquier cientista social, constituyen aportes generales al conocimiento y predicción de los hechos  a partir del análisis de los acontecimientos. Hace aproximadamente 17 años publiqué en varios diarios de circulación nacional este artículo, el cual no ha perdido vigencia.

martes, 19 de junio de 2018

Expedición de Luperón, gesta poco conocida


Por Pedro Taveras

Bahía de Luperón, Ciudad Marina, Puerto Plata
Un día como hoy,  19 de junio, pero  del año 1949, aproximadamente a las 7 de la noche,  llegó al país por la Bahía de Luperón, Puerto Plata, hoy Refugio de Vida Silvestre, una expedición guerrillera, compuesta por 12 valientes hombres.

Entre los expedicionarios se encontraban  Horacio Julio Ornes, quien los comandaba, patriotas dominicanos e internacionalistas extranjeros: 2 nicaragüenses, un costarricense y  la tripulación compuesta por norteamericanos, quienes vinieron con el ideal de terminar con la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, impuesta desde el año 1930. 

Esta expedición constituye la única empresa libertaria que tuvo éxito en llegar al suelo dominicano, aunque no logró sus objetivos, ya que fueron asesinados o  encarcelados todos los expedicionarios. Éxito,  porque fue la única en desafiar a la dictadura en suelo patrio, ya que varias aeronaves más se habían organizado y salido desde Guatemala; pero algunas desertaron y otras no pudieron llegar al país porque las detuvieron cuando intentaron cargar combustible, en el Estado Quintana Roo, en la península del Yucatán, México.

Todas estas expediciones estuvieron organizadas  en Guatemala y su salida también.   La del 19 de junio viajó en un hidroavión llamado Catalina, el cual salió del lago Izabal, inspirada y apoyada por la ola de revoluciones liberales que habían triunfado en la zona, donde cabe mencionar el triunfo guerrillero  de José Figueres “Pepe”(1948), un gran amigo de la República Dominicana, quien había sido apoyado por el Profesor Juan Bosch, y centenares de dominicanos (entre ellos Horacio Julio Ornes y Miguel Ángel Ramírez), quienes jugaron un papel de vanguardia en dicha revolución armada y la gran revolución por voto popular, iniciada por Juan José Arévalo (1904-1990), pedagogo, intelectual de profunda sensibilidad social, la cual fue ahogada en sangre por la intervención del gobierno de Estados Unidos (1954) que acusaba a Jacobo Àrbenz, artífice militar y continuador de la obra política de Arévalo, de ser comunista.

Esta expedición comandada por Horacio Julio Ornes Coiscou, participaron prominentes dominicanos como José Rolando Martínez Bonilla,   Federico Horacio Henríquez, Hugo Kunhardt, Manuel Calderón, Salvador Reyes Valdez, Tulio H. Arvelo, y Miguel Ángel Feliú Arzeno; así como  los nicaragüenses  Alejandro Selva, Alberto Ramírez, José Félix Córdoba Boniche; el  costarricense Alfonso Leyton y John W. Chewing y Habett Jeseph Marrot, los tripulantes norteamericanos del avión.

La esperanza de triunfo de los expedicionarios estuvo centrada en el apoyo del pueblo dominicano que se había organizado y que se desarticuló, por diferentes circunstancias y  razones que no tratamos en su totalidad en esta recordación y que la Historia se encargará de revelar.

Monumento a los héroes del 19 de Junio de 1949
Una de las versiones cuenta que  los expedicionarios encallaron en la entrada de la hermosa Bahía de Luperón, hoy convertida en Ciudad Marina, que guarda a centenares de yates de muchas partes del mundo. También dicen que  cuando penetraron a la ciudad con la intención de  tomar  posiciones estratégicas en el pueblo, hubo confusión entre ellos, lo que terminó con un muerto y un herido, forzando que el grupo regresara al hidroavión para salir de la zona, pero fueron acribillado por la Marina de Guerra, la cual ya se había percatado de la presencia de la nave.

La versión trujillista habla de que la población acudió a combatir a los expedicionarios, tratando de desmeritar la gesta, llegando al extremo de construir un monumento, el cual se conserva en la actualidad. Otras versiones dicen que la gente fue a curiosear, en interés de ayudar ya que el hidroavión  sobrevoló el poblado hasta acuatizar y  esto generó la idea de que se trataba de un accidente, al ver un avión en el mar, como era lógico.

Para reconocer la heroica gesta, la municipalidad (2011), construyó un monumento en su honor, contiguo al monumento oprobioso del trujillismo y como una manera de recordar a estos hombres que décadas atrás vinieron a combatir a al tirano; también el Ministerio de Medio Ambiente (2011) construyó el Sendero 19 de Junio, por donde presuntamente se produjo la entrada al escenario de aquellos hombres valientes, así como el Centro de Protección del Refugio de Vida Silvestre, que lleva el nombre de General Juan Rodríguez, principal figura de esas luchas, organizador y financiero de todas las expediciones antitrujillistas  hasta la época.