Por Pedro Taveras (pjtveras@hotmail.com)
La isla de Alto Velo constituyó, junto a la península de Samaná, en la segunda mitad del siglo XVIII, una zona de mucho interés para los Norteamericanos en América, tanto por su riqueza en guano (estiércol de las aves marinas) como por su riqueza geopolítica como isla adyacente de la República Dominicana, situada a poco más de 60 kilómetros de su costa suroeste, así como por su cercanía con Haití, país que también intentó apoderarse de ella.
La riqueza biológica y natural de Alto Velo está dada por la presencia de grandes poblaciones de aves marinas, como son las gaviotas, bubies y otras que han usado el lugar como anidamiento durante cientos de años; así como por una especie de lagarto conocido como anolis altovelensis, endémico de la isla.
La isla ha sido objeto de reporte y mención de innumerables visitantes del Mar Caribe: desde el segundo viaje del Almirante de la Mar Océana Cristóbal Colón, cuando estuvo en la isla accidentalmente. ”…Le puso ese nombre (El Almirante) debido a su majestuosa silueta que se observa a grandes distancias desde el mar, dando la imagen de un buque con sus velas desplegadas. Luego el padre Las Casas, en su Historia de las Indias, la designó con el nombre de Alta Vela y el nombre toponímico creó confusión y toda una polémica sobre si se debe decir Alto Velo o Alta Vela.” (1)
Para la época de la llegada de los europeos a esta tierra, la abundancia de aves era tanta que, según la fuente citada anteriormente, haciendo referencia a Hernando Colón, hijo del almirante, en su obra "Vida del Almirante", cap. LX, dice que las aves “…se dejaban matar a palos”. (2) Podría imaginarse, por la cantidad de guano extraído en el último siglo, que para la época pudo existir una población de más de un millón de aves de diferentes especies.
Las Visitas de Científicos.
El 22 de octubre de 1978, José Alberto Ottenwalder, del Departamento de Zoología del Museo de Historia Natural, se encontraba haciendo investigaciones en la isla Beata junto a un connotado y numeroso grupo de científicos de diferentes aéreas del conocimiento natural y social de la isla de Quisqueya; e hicieron una visita ocasional a Alto Velo, durante varias horas, haciendo observaciones que les permitió identificar 21 especies en ese breve tiempo.
Ottenwalder informa que “…hasta la fecha la única especie reportada para esta isla era de Sterna fuscata (Bond, J. 1952. Seccond Supplement to trhe Check- listo f the West Indies (1950), acad. Nat.Sci of Philadelphia) la cual fue observada por William Belton en enero de 1952, quien anilló muchas de ellas, estimando además que en la colonia habían unos 600,000 huevos en un área de aproximadamente 30 acres -y sigue diciendo-: en este viaje nosotros encontramos una colonia de S. fuscata estimada en 20 a 25 mil aves aproximadamente, anidando en la explanada costera del noroeste de la isla…” ( 3). Por otra parte F.S. Ducuoudray quién fuera parte de la expedición de Ottenwalder, al escribir “Postdata con Gaviotas” relata sobre este viaje que: “Belton, naturalista norteamericano, estuvo en Alto Velo hacia 1950…llegó a contar 300,000 huevos de gaviotas en esa pequeña isla…” (4)
Sin ser especialista en la materia, nos vemos en la necesidad de cuestionar las cifras de los 600 mil huevos, por ser un cálculo exagerado para la pequeña isla, reconociendo que este lugar ha sido perturbado durante siglos por las incursiones de recolectores de guano, pescadores y las mismas especies exóticas, lo más lógico es que en vez de hablar de los 600 mil huevos, a los que se refería La Carta Ocasional en el Naturalista Postal, se trataba de las parejas de aves, siendo 300 mil el número más prudente. El mismo F.S. Ducoudray aclara: “Porque siendo la gaviota ave de un sólo marido, trescientos mil huevos indicaban -como me lo explicó José Alberto Ottenwalder- la existencia allí de por lo menos seiscientos mil gaviotas, entre macho y hembras” ¡sic!. (5)
Los escritos de F.S. Ducoudray constituyen documentos de mucha importancia para conocer la zona, son decenas de cuartillas dedicadas a describir y explicar los fenómenos de la vida natural que se dan en las islas Beata y Alto Velo.
Los biólogos Nelson García Marcano, zoólogo de vertebrados; y Dania Veloz, conservacionista, quienes forma parte del Programa de Vigilancia y Monitoreo de la Temporada de Anidamiento de Bubies 2010, del Ministerio Ambiente de la República Dominicana, con quienes compartimos la experiencia de visitar a la isla, detectaron dos áreas de anidamientos en la parte sureste, que de acuerdo a su metodología de trabajo, arrojó una población de “…25,000 individuos de bubies o gaviotas oscuras (Onychoprion fuscatus) entre pichones, juveniles y adultos-advirtiendo-, que el número podría aumentar cuando se visiten otras zonas de anidamiento”. (6)
En esta visita, también observaron “Aliblanca, Zenaida Asiática; Petigre, Tyrannus Dominicensis; Vencejito, Tachornis Phoenicobia; Caracolero, Haematopus Palliartus; Gaviota Cabecinegra, Larus Atricilla; Rabijunco, Phaethon Lepturus; y Tijereta, Fregata Magnificiens” (7)
A la llegada de este equipo a Alto Velo “…avistamos perchado sobre una roca un ejemplar de la boba grande o bubies, Sula Leucogaster. A esta ave se le observó una protuberancia negra en una de las patas, cuando pudimos acceder a ella se comprobó que era petróleo y el mismo le cubría la cola y parte de las alas, por lo cual procedimos a lavarla con agua dulce y jabón, únicos elementos que teníamos a mano.” (8)
Alto Velo en la actualidad es uno de los lugares donde se ejecuta, para República Dominicana, el proyecto “Mitigando las Amenazas de las Especies Exóticas Invasoras en el Caribe Insular”, un plan regional en el cual se encuentran comprometidas cinco naciones (Bahamas, Jamaica, República Dominicana, Santa Lucia y Trinidad y Tobago). El objetivo de este proyecto es contrarrestar el peligro que para la biodiversidad representan las especies exóticas invasoras.
Esta iniciativa se enmarca dentro del programa de biodiversidad de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y es financiado por el Fondo para el Medio Ambiente (GEF- por sus siglas en ingles) y lo implementa el Commonwealt Agriculture Bureau International (CABI). En República Dominicana lo ejecuta el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, concentrando sus acciones en desarrollo de estrategias, planes y políticas para el manejo de las especies exóticas invasoras, así como dos proyectos pilotos de erradicación. Alto Velo es uno de los sitios de los Proyectos Pilotos.¨((9)
Se eligió a Alto Velo con “… el propósito de proteger especies amenazadas”. Se busca preservar el anolis de Alto Velo (Anolis Altovelensis), especie endémicas de la isla…” así como las aves marinas que usan la isla como lugar de anidamiento. Ambas especies están seriamente amenazadas por la presencia de ratones y gatos.” (10)
La amenaza se extiende al mundo vegetal con la presencia del Nim (Azadiracha Indica), algodón de seda (Calotropis Procera) (11)
“Otra amenaza para la biodiversidad de la isla la representa la presencia de Cabras (Capra Hircus) considerada como “…una de las peores especies invasora del mundo.”(12)
En la República Dominicana, este proyecto está coordinado por el Ing. Carlos Rijo, de Vida Silvestre del viceministerio de Áreas Protegidas y Biodiversidad del Ministerio Ambiente.
Notas.
(1) República Dominicana, Islas y Cayos. Isla de Alto Velo, www.jmarcano.com (Paréntesis míos, pt).
(2) ibidem
(3) (Aves de Alto Velo, Naturalista Postal, carta ocasional del herbario USD Universidad autónoma de Santo Domingo, Rep. Dominicana. No. 15 de 3 de abril de1972. Los paréntesis son de la cita de Ottenwalder)
(4) (Postdata con Gaviotas. El Caribe, 3 de marzo de 1979 y reproducido en La Naturaleza Dominicana. Región Sur. Tomo 2. Colección Centenario, Grupo León Jiménez, Santo Domingo, 2006)
(5) Ibidem
(6)Conversación personal con Denia Veloz, bióloga conservacionista.
(7) (ibídem)
(8)(ibídem)
(9) (Te Hablo de Alto Velo ,1 de 3.( www.chinchilina.blogspot.com)
(10) (Proyecto Especies Exóticas Invasoras, en www.medioambiente.gov.do)
(11) ( ibidem)
(12) (ibidem)
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