Por
Pedro Taveras (*)
La
cobertura del bosque dominicano ha crecido en los últimos 20 años
considerablemente según los estudiosos,
alcanzando cifras que rondan el 40% de la superficie del país; premisa cuestionada
por algunos sectores que aseguran que ha decrecido.
Ambas
posiciones se pueden debatir; tal vez el
porcentaje adjudicado al aumento no ha sido tan alto como se dice, sin
embargo en las últimas dos décadas ha crecido y sigue creciendo.
Es incuestionable que la nación dominicana en materia de forestación vivió situaciones críticas en los años posteriores a la desaparición de la dictadura de Trujillo, lo cual llevó a las autoridades a la prohibición del corte de los árboles y al cierre de los aserraderos en 1967.
Desde
entonces el bosque dominicano fue aumentando a un ritmo lento con bajas y altas
por diversas razones, entre ellas, la misma prohibición que motivó el cambio de
uso de los terrenos forestales por el de ganadería y el conuquismo, ya que propietarios de terrenos no obtendrían
beneficios por tener arboles (las bajas) y los incentivos para el manejo
forestal y la reforestación (las altas); que se incrementa hasta llegar en 1997
con la creación del programa nacional de reforestación que lleva el nombre de Quisqueya Verde, el
cual cubre todo el territorio nacional, siendo restauradas más de 100 mil
hectáreas en la principales cuencas hidrográficas; entre las que se destacan
las provincias Duarte, Monte Plata, Azua, San Juan de la Maguana, Dajabón,
Santiago Rodríguez, Monseñor Nouel, Sánchez Ramírez, para sólo mencionar
algunas; y un número indeterminado de áreas en regeneración natural
impresionante, en lo que eran antiguos pastizales y áreas degradas por el
conuquismo.
Esa
cobertura la podemos observar en la cordillera septentrional desde que nos posicionamos
en El Factor de Nagua y recorremos el trayecto hasta la provincia de
Montecristi; lo que antes era ganadería y conuquismo está cubierto hoy de
bosque; y si partimos desde Santiago Rodríguez hasta la capital, observamos mismo que vemos en la septentrional. Así
podemos recorrer la geografía y ver cómo han crecido los árboles ya sea por
obra de la naturaleza o por las manos de campesinos y campesinas que han ido
creando bosques.
El
gobierno y el sector privado están llamados a seguir incentivando este
crecimiento con políticas claras y exigentes para que los árboles sigan mejorando la calidad de los ecosistemas de
bosques, tanto naturales como los restaurados. Lo exige la sociedad.
(*) El autor es parte del Programa Nacional de
Reforestación Plan Quisqueya Verde desde su fundación en 1997.
FOTOS 1 Subcuenca río Juma, en la cuenca río Yuna. Foto Bejuco Aplastado, Bonao
FOTOS 2 Miles de hectáreas de la cuenta alta del río Boba subutilizadas en la ganadería extensiva se van convirtiendo en grandes bosques. Foto de Rancho Arriba, San Francisco de Macorís.
FOTOS 1 Subcuenca río Juma, en la cuenca río Yuna. Foto Bejuco Aplastado, Bonao
FOTOS 2 Miles de hectáreas de la cuenta alta del río Boba subutilizadas en la ganadería extensiva se van convirtiendo en grandes bosques. Foto de Rancho Arriba, San Francisco de Macorís.
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