Por Pedro Taveras
Fotos y Texto (pjtaveras@hotmail.com)
Cada país
tiene fechas particulares para recordar diversos acontecimientos. Hoy 5 de mayo, en República Dominicana se celebra el Día de Árbol, el que recibimos en medio de muchas realidades
y decires.
Hoy pudiéramos hablar del árbol escribiendo
sobre sus bondades, como debe manejarse la relación árboles y sociedad; en la
ciudad, en las montañas, como guardianes de suelos y aguas, o como productores de maderas.
Prefiero este poema de la poeta uruguaya Juana de Ibarbourou, publicado en la Revista
Claridad en 1923 en Santo Domingo, hace casi 100 años.
LOS ÁRBOLES
DE JUANA DE IBARBOUROU
Ese transformar de los árboles
en muebles, ¿No es un suplicio
monstruoso? El árbol, hecho leña,las estrellitas de las chipas. Saciará su afán de ascensión y de cielo subiendo hecho humo, hecho nube, él, que siempre estiraba la verde cabeza de su capa a las nubes. Pero, convertido en mueble, no es más que una
momia, la forma más horrible
de perdurar. Recorro
las habitaciones
de mi casa y pienso.
- ¿Cuántos árboles habrán talado
para que yo tenga todo esto? ¿Qué
amueblar todas las casas del mundo?
Me lleno de tristeza pensando
en el duelo del rocío, de los pájaros
y del viento. Y me lleno de angustia
imaginando el dolor de los gajos
heridos, de los troncos mutilados,
de todas las selvas de la tierra caídas
bajo las hachas brillantes de los
leñadores. Esta madera, ahora inmóvil
y muda, ¡como habrá susurrado
y florecido en un tiempo!
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