La reforestación compartida (2 de 2)
El desinterés y/o desmotivación por la reforestación compartida, en algunos casos, se debe al poco apoyo en asesoría y estimulación de los técnicos a los interesados. La verdadera reforestación compartida se diferencia de la simple donación de plantas por cinco puntos de carácter psicosocial y metodológico, que deben documentarse y para los cuales ya se han elaborado instrumentos de trabajo que se pueden aplicarse fácilmente.
Estos cinco puntos son indispensables para que el promotor gestione la reforestación compartida:
Entusiasmar con la actividad de reforestación al interesado desde el primer momento que él solicite arbolitos. Por ejemplo, durante las reuniones y asambleas comunitarias organizadas por los grupos de base citar las experiencias de aquellos que ya lo han hecho, que es una de las vías más expedita para demostrar que la reforestación compartida es posible.
Evaluar la finca por parte del técnico, aplicando el instrumental de trabajo conocido como Dirección de Reforestación # 9 (DR9), en el cual se recoge más de una veintena de variables que permite conocer los terrenos y poder dar mejor servicio, con la documentación pertinente de lo que hay que hacer.
Donar las plantas vía una orden de retiro, como se hace, y en los casos posibles facilitar el transporte, porque a algunas agrupaciones o asociaciones campesinas tienen dificultades para transportarlas a las parcela.
Dar seguimiento aplicando el instrumental de la Dirección de Reforestación # 10 (DR10), que contiene las variables sobre el seguimiento técnico del proceso de la reforestación compartida.
Motivar y facilitar la Certificación de Plantación que le acredite como su propiedad para fines de aprovechamiento, ya sea por madera, frutos (Semillas) o servicios ambientales posibles.
La reforestación compartida tiene que ser parte del proceso de repoblación forestal, igual como se hace con las brigadas comunitarias, por los niveles de autogestión que genera en la gente; el sentido de pertenencia de los árboles, desde el momento de su interés por sembrar “palo”, en un medio donde la propiedad real o simbólica es parte de la felicidad de los involucrados.
Participar en la conversación