Por
Alexandra Maldonado
Los
barrotes oxidados hablan de la cercanía del Mar, medio de sustento de muchos de
los moradores de Gringo en Haina; pero quien les da vida también los puede
matar, sólo bastaría un sismo de 8.5 en la lejana Fosa de los Muertos, para que
la furia de esta inmenso hábitat marino levante sus implacables olas y arrope
la comunidad.
Las
hondonadas de las calles son el rastro de las crecidas de la Laguna Ñagá, con una longitud total de 1,121.7 metros,
ubicada en Los Bajos de Haina hasta llegar al mar, y donde convergen aguas
residuales de varias comunidades y de otras cañadas, aumentando su peligrosidad.
Y no es de asombrar, pues Haina es uno de los lugares más contaminados
de República Dominicana y del mundo, pues en este Municipio de la Provincia San
Cristóbal, República Dominicana, se encuentra operando más de 100 empresas en zonas
industriales; la Refinería Dominicana de Petróleo, ocho generadores de
electricidad que producen el 50% de la energía que consume el país, y uno de
los principales puertos; y décadas atrás operó lo que fue el Ingenio Azucarero
más grande del Caribe.
El
Gris del Cielo y la humareda del ambiente cuentan la historia de un asesino
silente que corta la respiración de ancianos y niños y que nubla la visión de
los dueños de empresas que no ven más allá de sus bolsillos y que ignoran los
estragos de la contaminación o la velan con empleos pírricos para los
habitantes de la comunidad que destruyen lentamente.
El hedor a acetona que emanan de los químicos, altamente tóxicos de los “tanque de la muerte” ya no los inmuta, no lo sienten, no perciben en él la muerte; ni siquiera las decenas de familias aun refugiadas, desde el paso del Ciclón David en 1979, en el antiguo hotel y Club del Ingenio del Azúcar, ubicados justo al frente de los mismos.
A
Julio César no le importan las bacterias o enfermedades que puedan degenerar
por su transitar cotidiano por la Laguna Ñagá “eso se quita con cloro”, en esas
aguas putrefactas está parte de su sustento de vida, de allí extrae los
gusarapos que servirán de alimento a los peces que cría acuarios artesanales
que le permiten llevar el pan de cada día a su familia.
La
Mirada perdida en un futuro incierto de doña Flora Williams habla de su preocupación por las generaciones
venideras ¿Tendrán un lugar limpio donde vivir? O serán resilientes al veneno
que hoy consume a su propia generación.
A
Doña Flora le mortifica la contaminación por la quema constante de basura, pues
aunque los camiones pasan dos veces a la semana a recogerla su destino final es
la cañada, sumando a la destrucción del medioambiente los daños colaterales del
lento deterioro de la salud de los habitantes de Gringo.
“Vivimos
porque Dios nos ha permitido que respiremos, pero no porque este sea un lugar
apropiado para vivir”, reflexiona doña Flora.
Esta
antes era una laguna y cuando llueve o
vienen tormentas o huracanes las casas se llenan de agua hasta la mitad.
“Si
las autoridades no disponen de un proyecto para limpiar las cañadas cualquier
cosa puede ocurrir”, asegura esta mujer que ha vivido toda su vida en la Comunidad.
La
gente está consciente de los riesgos que le rodean, viven en un lugar
vulnerable y con varias amenazas latentes: con casas mal construidas en una
zona costera, sin desagües, rodeados de varias cañadas, con plantas eléctricas
de ITABO I y II y sus partículas de carbón mineral; refinerías, aguas
residuales de las múltiples empresas de zonas francas “sólo altos muros nos
separan de estos riesgos y de la inminencia de una posible catástrofe”,
aseguran los miembros de la directiva de Acción Tsunami.
Muchas
familias viven debajo de los rieles por donde transitaban antiguamente los
vagones de caña del antiguo Ingenio Río Haina: un par de días de lluvias bastan
para que este lugar se inunde, entonces viene el desasosiego, por las pérdidas
materiales y por casi ver de frente la cara de la muerte.
Rafael
Campusano, coordinador de la Junta de Vecinos, recordó que donde hoy se
encuentran los barrios Kilómetro 17, 18, El Gringo, El Bagazo, Ñagá, Los Mangos, Vietnam, Barrio 31 de Agosto
y Los Platanitos era una zona “Virgen”, despoblada, donde había una laguna con
aguas azufradas que servía de balneario y recreación a los habitantes de Gringo
y otras comunidades de Haina, posteriormente Rafael Leónidas Trujillo construyó casas muy bonitas, donde los
ejecutivos del Ingenio Azucarero pernoctaban durante los días de trabajo.
La
gente fue invadiendo los terrenos y construyó sobre las lagunas llenas de
bagazo de caña, cenizas del antiguo ingenio y basura de las zonas francas. Muchas
de esas casas se han destruido ante la sedimentación de los terrenos.
“La
gente no está preparada para afrontar una situación de desastre”, afirmó
Domingo Benítez, representante de la Defensa Civil en el Municipio de Haina “…a
esta comunidad le urge un sistema de alerta temprana que les permita prevenir a
la población de la inminencia de una catástrofe.”
Es
por eso que representantes de varias instituciones públicas y privadas; así
como de iglesias y ONGs se han sumado al proyecto “Acciones que Salvan
vidas", que trabaja desde el año 2015 en la instalación de un
Sistema de Alerta Temprana (SAT), herramienta para alertar y preparar a las
comunidades ante cualquier amenaza de un
tsunami; mejorar la capacidad de respuesta y fortalecer la resiliencia de las comunidades
e instituciones frente a sismos y tsunamis en la costa Sur de la provincia San
Cristóbal;
así como la creación de comités municipales de prevención, mitigación y
respuesta (CMPMR), especialmente en las
comunidades de Bella Vista, Gringo y el kilómetro 18 del Municipio de Haina.
“Acciones que salvan vidas" es ejecutado
por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el Instituto de Acción
Comunitaria (IDAC) y la Asamblea de Cooperación por la Paz (ACPP).
A
este plan, liderado por Elieser Matos Vargas,
Técnico en Proyectos de
Desarrollo, Experto
en Gestión de Riesgos y consultor de UNESCO, también se han sumado los Comités Municipales
de Prevención, Mitigación y Respuesta de los municipios de San Cristóbal, Bajos
de Haina, San Gregorio de Nigua y Sabana Grande de Palenque.
“El proyecto “Acciones
que salvan vidas" ha logrado
coordinar esfuerzos de líderes comunitarios y del gobierno, representantes de
las alcaldías, la gobernación provincial, los bomberos, las iglesias, juntas de
vecinos, comités de amas de casa, defensa civil, de Cruz Roja y de las áreas de la salud y
educación, para lograr la creación de los Comités Municipales de Prevención,
Mitigación y Respuesta (CM-PMR), el mapa de riesgo ante tsunamis, un plan de
contingencia y la señalización de las rutas de evacuación, entre otros
resultados que permitirán disminuir el impacto de una catástrofe.”, explicó Elieser Matos
Vargas.
Uno
de los resultados tangibles de este proyecto es la creación del Equipo de Prevención,
Mitigación y Respuesta de Riesgo “Acción Tsunami de Haina”, que ya cuenta con
una sólida estructura para funcionar ante cualquier catástrofe.
Hasta
la fecha “Acciones que salvan vidas"
ha impartido diversas charlas y talleres sobre riesgo sísmico y de tsunami,
primeros auxilios y manejo de refugios y actualmente trabaja en un campamento
para preparar a los técnicos de la red para elaborar el plan de emergencia,
plan de evacuación y Mapas de Aproximación al Riesgo por Tsunami,
para determinar el alcance de las olas en caso de que se produzca dicho
fenómeno.
Ante
tantos muros que saltar “Acciones que salvan vidas" constituye la escalera que les permitirá
cruzarlos sin fallecer en el intento.