Por Pedro Taveras (pjtaveras@hotmail.com)
Como
las rolitas, las tórtolas Aliblancas (Zenaida
asiática) nos visitan. Es una especie residente reproductora, de delicada
figura, muy común en todo el Caribe, que tal vez no causa ningún asombro a un ornitólogo
o ecólogo, ya que están acostumbrados a verlas, pero sí a cualquier ciudadano común
amante de la naturaleza.
Al Grupo Acción Ecológica y con ellos a todos los amantes de las aves que están celebrando
el Festival de Aves Endémicas del Caribe, desde el 22 de abril al 22 de mayo 2020.
Aliblanca en la mata de Leucaena
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Desde
hace mucho tiempo vengo viéndolas en vuelos rasantes, que me imaginaba eran
ocasionales; pero desde el 18 de marzo, ya en cuarentena, notamos desde mi
ventana la presencia de una pareja de tórtolas “Aliblancas” que se posan, en la
cercanía de nuestro apartamento, en un árbol de “grayumbo” seco, donde también
descansan otras aves.
Alibranca junto a una Cigua palmera (Nuestra Ave Nacional) |
A
veces vuelan a otros árboles de la cercanía, desde donde he podido fotografiar
una de ellas. Otras veces observamos desde
el techo como las “Aliblancas”, (y otras especies), entran a solares donde hay
arbustos de diferentes especies, pero nunca la he visto en los momentos que me
asomo a la ventana, percharse (asentarse) en una mata de aguacate que hay a
pocos metros de nuestro “observatorio”, donde también se ven a las tórtola FiFi,
Rolita y otras aves. Le decía a mi amiga, la ornitóloga, de manera jocosa, que le
había pedido a mi esposa que las llamara a ver si venían, y me dijo: “Espera
que un día llegarán a la ventana”.
La
semana pasada, estando en el techo haciendo las caminatas de ejercitación, y por
primera vez, vimos a una Aliblanca que se posó frente a nosotros y le dije a
Alexandra, mira la llamaste. El ave se mantuvo atenta y elegante hasta que le
hicimos varias fotografías que compartimos con ustedes en esta entrega.
Aliblanca asustada observa una Chichigua |
El
ejemplar parecía juvenil, estaba asustado y le dije a Alexandra que se retirara de su cercanía, pero
me dijo que no estaba asustada por ella, sino por las chichiguas que volaban
cerca y de inmediato le dije: -ah, está pensando como ornitóloga, y me respondió:
“Está estresada", me habló con una seguridad profesional, entonces confirmé mi
pensamiento: Esta mujer sabe de pájaros; en unos segundos emprendió el vuelo
hasta llegar a una mata ubicada como a 70 metros del edificio que nos impedía
seguir haciendo fotos con el móvil.
Pensé
que con los días de relativa tranquilidad, las Aliblancas podrían ir a nuestro ventanal
a comer y beber, como lo hacen las demás avecillas, pero solo se han mantenido
perchándose en los árboles de la cercanía, haciendo caso omiso a los llamados
de Alexandra y los vaticinios de la ornitóloga.
He notado como estas pequeñas aves desafían la cotidianidad de las personas para tratar de recuperar lo que un día fue su escenario natural
ResponderEliminarDe antología !
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