domingo, 3 de mayo de 2020

Las aves desde nuestra ventana (2)

Por Pedro Taveras (pjtaveras@hotmail.com)
Al Grupo Acción Ecológica y con ellos a todos los amantes de las aves que están celebrando 
el  Festival de Aves Endémicas del Caribe, desde el 22 de abril al 22 de mayo 2020.


Querebebè en un cascajal en Monte Cristy. Foto cortesía del Grupo Acción Ecológica
¡Querebebé!, ¡querebebé!, ¡querebebé![1] se escucha su canto, cuando atraviesa  el firmamento oscuro, en procura de insectos y otras criaturas, que le sirven  de alimentación. Su canto es un anuncio de que se acerca el amanecer,  que en ocasiones nos despierta y surge el interés de querer verlos, pero Alexandra me dice: no te levantes, son como fantasmas, tú no lo vas a poder ver…

El Querebebé  es una ave que todos escuchamos y pocos podemos ver, durante sus visitas entre los meses de abril a septiembre; durante esa temporada a veces me levanto a la media noche y me pongo a mirar por la ventana sin poder divisarlo en el firmamento; aunque en algunas noches claras puedo ver su celaje y escuchar su canto permanente ¡querebebé!, ¡querebebé!, ¡querebebé!.  

Cada año, por más de una década,  vienen a reproducirse, supongo, a un edificio cercano a mi casa, cuyo techo  tiene gravilla oscura, para fines de reducir la temperatura al interior del edificio, que facilitan el camuflaje del  Querebebé, por lo que  mis intentos de  verlo y fotografiarlo han sido  imposibles, ni siquiera utilizando los binoculares.

Al  final del pasado año (2019), por exigencia de los residentes del vecindario, la empresa, que ocupa el edificio donde presumo anidan los  enigmáticos pájaros, tuvo que cambiar su planta eléctrica por paneles solares; es decir quitaron toda la gravilla,  pintaron de blanco con un impermealizante, y destinaron una parte del techo para poner un “conuco solar”,  para producir decenas de kilos de electricidad.   

¿Volverían los misteriosos pájaros a su lugar de anidamiento ya alterado?

Lugar donde se supone anidan los Querebebé.
Comenté con un vecino, ignorando los niveles de confianza de dichas aves con las actividades humanas (antropización), que el Querebebé no volvería al vecindario para hacer su nido en el edificio de la empresa, porque el efecto espejo de los paneles podría alejarlo, además  la gravilla donde pone sus huevos ya no estaba. Son aves migratorias, que hacen largos recorridos desde de lugares distantes. ¡Y quién sabe de qué país vendrán!.

Para mi sorpresa poco tiempo después  la empresa volvió a colocar el material en todo el edifico, incluyendo debajo del área que ocupan los paneles y, afortunadamente, el 13 de abril de este año llegaron los Querebebés, un poco atrasados, porque regularmente llegan en marzo.



[1] Su nombre se debe al sonido que emiten, por eso algunas personas de idioma castellano le llaman también "Queretete" (M.P). su nombre científico es Chordeiles gundlachii, según  LATTA, et al. Aves de la República Dominicana y Haití (2006)


3 comentarios:

  1. Hola Pedro, todo lo que escribes me recuerda mi campo Yabonico, Las Matas de Farfán donde confluían todas las aves que mencionas. Es verdad, el querebebé es casi imposible de ver, allá iba al anochecer, sobre todo después de una lluvia o llovizna; nosotros los veíamos, muchos y a la vez que cantaban subían y bajaban una y otra vez pero creo que jamás lo vimos en nido alguno; otro difícil de ver (por si camuflaje era el tindí que siempre se posaba sobre la arena y era muy difícil de apreciar. Gracias y un abrazo!

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  2. Hola Pedro, cuando logré fotografiarlos, me gustaría ver esas fotos...

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